domingo, 23 de octubre de 2011

El sueño de toda mi vida: enseñar



Por: Sebastian Abad
Creando / Taller de canto

Para mí, los milagros no existen. Existen algunas casualidades, existe la disposición de un grupo de gente, existe el compromiso y las ganas de que las cosas sucedan. Existe la ley de la atracción, la esperanza en un futuro diferente. Existe gente que da todo por cambiar las cosas, aunque sean pocas, porque saben que el cambio no se define por su magnitud ni por su impacto, sino por el simple hecho de comprobar, con acciones, que no todo está perdido.

Recuerdo bien mis primeras impresiones de Crea+: un amigo me estaba comentando el proyecto, mientras a mí me intrigaba cómo el sueño que yo había tenido toda mi vida, ya existía, y no sólo eso, sino que ahora estaba a mi alcance: enseñar.

Fui a la primera charla informativa de Crea+ con mucha expectativa y salí totalmente convencido de que éste era el proyecto perfecto para mí. Siguió la feria de talleres, el primer acercamiento a los niños. Recuerdo que preparé un par de temas, tenía todo más o menos (des)ordenado en mi cabeza y me sentía particularmente ansioso antes de acostarme la noche anterior. Resultado final: jamás me vi más convencido de lo que quería. No sólo los niños eran increíbles, sino todo el grupo humano de Crea+ era alucinante. Cada engranaje estaba perfectamente dispuesto a hacer todo para que las cosas sucedan. Era una cosa de locos.

Llegó el primer día de clases: la prueba de fuego. Recuerdo que se me ocurrían diversas situaciones en las que yo salía pésimamente derrotado delante de un auditorio rebelde. Tenía particular miedo porque había segmentado mi clase de canto a los alumnos más grandes de secundaria. De pronto, la fila que formaba mi clase se empezó a llenar, todos súper sonrientes, todos súper dispuestos y después de dos meses, puedo dar fe de que eso sigue ocurriendo cada sábado.

Trabajar con mis alumnos, lejos de ser extenuante, ha sido una de las experiencias más gratificantes de mi vida. Son personas con los sueños intactos, con las esperanzas y las ganas en perfecta sincronía. Pareciera entonces que existe una inconsecuencia entre la realidad que viven día a día y ese momento mágico que ocurre cada sábado. Es justamente ese el motor de Crea+: saber que quizás por dos horas, has llevado a los niños muy lejos, lejos sin retorno.

Recuerdo diversas anécdotas que me han marcado de manera especial. Una de las primeras clases, uno de  mis alumnos más tímidos cantaba un tema popular que había elegido para interpretar. De pronto, como es natural, los nervios le jugaron una mala pasada y se quedó en blanco. Me miró entre avergonzado y divertido. Dentro de mí, solo podía repetirme “espero que nadie se burle”. Los chicos no solo no se burlaron, sino que me dieron una clase maestra de compañerismo. Veía cómo varios de ellos trataban de soplarle la letra sin que yo me diera cuenta. Quedé tan impactado y emocionado que invité a todo el salón a pararse junto a él y a ayudarlo a cantar.

Se me viene a la mente otra situación especial con mucho cariño. Una de mis alumnas más participativas y entusiastas faltó cuando le tocaba interpretar una canción. A la semana siguiente, volvió a faltar. Quedé un poco decepcionado de mí, de mi calidad como motivador. Quizás no estaba haciendo lo suficiente. La siguiente semana la encontré muy temprano en la puerta del salón: “profe Sebas, discúlpeme por no haber venido… tenía que trabajar”, me dijo. No quise hacer preguntas. Me sentí acorralado. Le sonreí y le dije que me parecía genial que haya llegado tan temprano, tratando de fingir naturalidad. Siempre dicen que hay situaciones para las que es imposible prepararse y creo que aquella fue una de esas ocasiones.

Escribiendo estas líneas, he notado que ya no soy la misma persona, ya no pienso igual. Siento que de pronto, la satisfacción más grande que siento no es la evolución de los chicos, sino más bien todo lo que ellos me han enseñado. Ahora creo mucho más en los sueños, que sostenerse de una esperanza es la manera más natural y romántica de forjarse un destino y una meta. He aprendido a ver que más allá de las limitaciones que uno pueda tener por determinadas circunstancias, los sueños son imperturbables. Eso es Crea+, la esperanza hinchada de un grupazo de gente que siente que no todo está perdido y que va a hacer algo al respecto.

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