martes, 28 de diciembre de 2010

“¿Miss, usted se va a quedar para siempre?”

Encargarme del refuerzo de matemática de 3er. grado fue desde un inicio un gran reto. Los chicos, no solo son inquietos sino también sumamente despiertos. Recuerdo que “S”, uno de los chicos, mientras trataba de explicarle algo apoyada en su carpeta, tocó mi codo y al sentirlo áspero y reseco, me preguntó: “miss, tú ya eres vieja ¿no?”. No estaba segura si aquel niño de 8 ó 9 años me ponía a prueba o era simplemente su inocencia. Quizás eran las dos cosas.

“R” es un niño muy agresivo, molesta a sus compañeros y compañeras, reacciona violentamente a cualquier cosa, sin embargo, tiene una gran habilidad para las matemáticas, suele adelantarse a sus compañeros y quizás por eso se distrae con facilidad. Me pone un poco triste que falte a menudo, pero sé que es porque su papá prefiere que vaya a la academia de fútbol. Para muchos el deporte resulta siendo una forma de escapar de la pobreza, ojalá éste estuviera acompañado de una educación sólida. Nunca olvidaré cuando “R” me contó que un chico de su barrio salía a la calle con un machete. Me sentí totalmente impotente. Entendí hasta cierto punto su agresividad (quizá un mecanismo de defensa). Me dieron ganas de estar con él todo el tiempo para evitar que se cruce con el peligro, pero luego me di cuenta de que no podía hacer nada y sólo atiné a decir: “Cuando lo veas, aléjate”. No estoy segura de si me entendió o no.

“F” es una niña adorable. Cuando empecé a enseñar en aquel salón ella permanecía en silencio toda la clase y casi todo el tiempo rehuía mi mirada. Cuando me acercaba a su sitio para ayudarla a resolver los ejercicios no me respondía y se quedaba totalmente quieta mirando su cuaderno. Apenas me alejaba de su sitio, ella seguía las indicaciones que le había dado. Mi compañera de clase y yo nos preguntábamos por qué se comportaba de esa forma. Con el paso de los sábados vimos cómo “F” cambiaba su actitud. Hoy la vemos levantar la mano para hablar, participar en la clase, salir a la pizarra y saludar al entrar al salón. No creo que el cien por ciento de ese comportamiento se deba a nosotras, pero estoy segura de que mucho hemos tenido que ver.

Los niños del colegio Fe y Alegría #34 y los chicos de Crea + me han marcado como nunca lo hubiese imaginado. Hasta hace unos meses vivía totalmente de espaldas a la realidad, inconsciente, sin saber que existen este tipo de situaciones en mi propia ciudad.
Hace unos sábados, me di cuenta de que todo lo que yo siento por esos niños es mutuo, que ellos también sienten lo mismo por mí. Un sábado, durante una de las clases, un grupo de niños se acercaron a mí y me preguntaron: “miss, ¿ustedes se van a quedar para siempre?”. Pasé saliva al mejor estilo de Don Ramón y contesté que sí.

Testimonio de Kathy Cardozo
Creando que enseña 3ero de primaria y es parte del área de Dirección General de CREA +